Gabo fue un músico de perfil bajo que aportó su talento a un grupo que no tiene techo. Fue mentor de muchas de las ideas interesantes que hicieron enriquecer al sonido babasónico.
Sokol fue un ciudadano de Los Hornillos y de Las Rabonas, en el Valle de Traslasierra. Casi todos los jóvenes de esa zona vinculados al rock, tuvieron/tuvimos la oportunidad de conocerlo en su hábitat natural: escucharlo tocar en pequeños reductos temas de Pink Floyd, David Bowie o U2, compartir fogatas con guitarreada incluida a la vera de algún río, largas trasnochadas en fiestas electrónicas al aire libre en plena Comechingones, o simplemente charlar viajando en el Panaholma rumbo a Córdoba Capital.
La vida bohemia tantas veces exacerbada por algunos rockeros demagogos, en Alejandro era totalmente natural. Siempre vivió al margen de lo que un grupo profesional considera como políticamente correcto. Pareciera ser que no le cupo el molde del éxito y de estrella de rock, simplemente su cuestión era practicar la vida hedonista y libertaria. De sus excesos jamás hizo alarde, los disfrutó y los sufruió.
Si hacemos una lista de los artistas que más contribuyeron a enriquecer al rock de estas pampas en os últimos 20 años, Gabo y Alejandro no sólo no pueden faltar, sino que ocupan los primeros renglones.
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